HISTORIA GALLO ROJO
En cualquier aula vacía del Instituto Cánovas del Castillo (Málaga capital, España), cualquier mañana, cualquier día de la semana. Allí nació el Gallo Rojo en esencia (el nombre vendría más tarde) gracias a cuatro amigos con demasiado tiempo libre en sus manos, interesados en chicas, fútbol y salidas nocturnas principalmente que decidieron juntarse y organizar un partido de fútbol. Vito (entonces llamado Higuita), Yahvé (Baressi), Pana (Schuster) y Leguina (Chano) no sabían que estaban a punto de dar a luz una mágica historia de fútbol.
El primer partido se jugó en la playa de la Malagueta (recién nacida ésta) y el equipo, que se llamó “P’al ultimo”, tuvo esta alineación: Vito, Luis Moro, Alex Ballesteros, Yahvé, Álvaro Leguina, Carlos Moya, Pana, Kiko Tuno, Pepe, León y Francis el resultado es lo de menos, pero ganamos. Los postes fueron algunas camisetas y el larguero imaginario. Después, y no sin dificultad, se juntaron para jugar otro partido, ya en campo de tierra y contra un equipo al que estaremos eternamente agradecidos. Desde aquí nuestro homenaje a Juan Febrero. Se jugó en un campo en Carranque y perdimos por tres goles a uno si no recuerdo mal y nuestro once estuvo formado por: Vito, Yahvé, Lea, Jose, Antoñito, Álvaro Belda, Juanjo, Pana, Álvaro Leguina y Javi Salmerón. No confundir a este Jose con el Cacique. El mediano de los Ramos jugó en el “contrario” aquel partido.
Vaya gusanillo, vaya partido. Vito aún desconoce muchos de los secretos de los grandes arqueros, pero en aquel partido lo primero que tuvo que hacer fue “encontrar” su portería.
Comenzamos entonces a jugar en un campo en “El Palo”, barriada de pescadores de Málaga, en un campo de albero en el colegio San Estanislao de Koska. Camisetas de colores contra camisetas blancas. Las blancas lucidas por Nete, Charly, Febrero, Braulio, Coque, David Parrondo, Santi, Jesús, "El Pirata", Edu (el que iba para cura que siempre nos daba palmadas en la cabeza), y un Espejo que más de uno no reconoceríais. Guantes de jardinero para el guardameta…Este partido se llevó a cabo después de que nos echaran del Campo del León XIII, un empedrado de cuidado, del que, tras corretear 20 minutos, unos viejos (alegando que eran del APA o vete a saber) nos mandaron con viento fresco. De ahí fuimos a pedir asilo a SEK por medio del ya citado Juan Febrero.
Al poco tiempo y a través de duras gestiones, conseguimos nuestro primer patrocinador: La Granja Escuela La Fanega. Este negocio ubicado en Álora nos dio la oportunidad de vestir de forma uniformada y nunca nos importó que el color fuera el más llamativo verde pistacho vestido nunca por el titular rojillo.
La mayoría de los integrantes de aquel equipo se reunían con asiduidad en una cafetería de la Malagueta llamada “El Gallo Rojo” para tomar los famosos pucheretes. En una ocasión se le plantea al entonces regente del negocio si estaría interesado en ver su cafetería como patrocinador de un equipo de fútbol. Éste accede y decidimos comprar por 25.000 pesetas (unos 150 euros) un set de pantalón blanco (un poco transparente a decir verdad) y calcetín y remera rojos. Desde aquel día, ese ha sido nuestro color, nuestra enseña, desde entonces somos “el Gallo Rojo F.C.”. Incluso nos compramos las mismas botas: las “Ways” en una zapatería de Echeverría, Calzados Serrano.
Torneos de fútbol-sala, Campeonatos Moraga, y algún partido internacional (Puerto de la Torre, Tuna de Empresariales, Ciudad Jardín) marcan los comienzos y andaduras de este grupo de amigos.
Es difícil ponerse de acuerdo en la fecha, en los comienzos. La idea, el germen, nace en 1989 y el equipo como tal en 1990. Ocurrieron muchas cosas desde entonces, muchos partidos, muchos jugadores, y muchos, muchos goles…Cada jugador relaciona y liga el nacimiento de El Gallo Rojo con algún acontecimiento en su vida.
Parecía que la marca francesa Renault era un esponsor más del Gallo Rojo, contando hasta cuatro modelos de la firma gala en el parking de SEK.
Hubo concentraciones que sirvieron para fomentar la amistad y el espíritu de equipo. Alcaucín tuvo la baja obligada de Papín por motivos familiares inexcusables, pero el resto de los “gallos” (entonces “margis” y “obreros”) escuchó las sabias explicaciones de Juan Castro y disfrutó con él de sesiones de radio. Hubo escalada, comidas, senderismo, visitas al hospital, charlas y fútbol, mucho fútbol. Partidos de horas de duración con marcadores por encima de los treinta goles.
Allá por 1992 Barcelona acogía los mejores juegos olímpicos de la historia, Sevilla se vestía de gala para su exposición universal, Málaga estrenaba autovías y España llamaba a filas a varios miembros “rojillos”… Recuerdo las combinaciones que todos los reclutas hacían sólo por poder estar todos los sábados a las 19:00 en el que se ha convertido nuestro santuario, en el albero de San Estanislao.
Algunos por lesión vieron el fútbol desde la barrera, desde las gradas donde tantas veces habíamos tenido público. Si, público, el Gallo Rojo siempre ha tenido su legión de seguidores e incluso alguno de ellos ha tenido la suerte y el honor de sudar una elástica roja. Muchos pudimos ver el despliegue de fútbol de Pana o de Carlos Moya antes de que decidieran colgar las botas.
Hubo otra concentración, esta vez en las “Alpujarras Granadinas”, donde descubrimos más a fondo a los “gallos”. Vimos sus virtudes dentro del grupo y vimos también sus defectos. Fallos que hemos intentado recordar y pulir, para que nuestro equipo siga creciendo hacia el sexto cielo.
Tantos y tantos jugadores que han formado parte de nuestros onces, tantas amistades que perduran, tantos lazos creados y todos con el denominador común de la pureza. Este es el adjetivo que podría mejor describir a los “gallos”. Todos somos puros, fieles a la idea y al espíritu rojillo.
Allá por el año 1997 ocurre un relevo generacional en el puesto más específico de la alineación: la portería. Recoge el testigo bajo los palos un espigado chaval que sólo pensaba en salir al campo a divertirse, que quería ser el nuevo Paco Buyo.
En este periodo de tiempo Ignacio se afianza y Jose “Cacique” Ramos hace la buena acción de la década. Yahvé y Vito tuvieron unos comienzos “fáciles”, siempre había once, siempre. Nuestro problema fueron las facturas de teléfono que pagaban nuestros padres y como decirle al doceavo que no podía jugar. Los inicios se inclinaron por un once arquetipo, fijo e inamovible, sólo superado en si mismo por lesiones o excusas mayores. Ese fue el Gallo de doce camisetas.
Luego es Papín, gran jugador y conocedor no sólo del fútbol sino de futbolistas, el que toma el relevo, el que trae jugadores que harían las delicias de los mortales como yo cada sábado. Juanlu fue añadiendo nombre y hombres a la causa, que no sólo nos han hecho aprender, ganar partidos y reír, sino que se han convertido en partes importantes de nuestras vidas, en amigos al fin y al cabo; su agenda era inagotable.
Y aquí viene la figura del Cacique, nombre que le viene al pelo (aunque viendo su cabellera sería más fácil llamarlo Simba) y personaje comprometido con la idea, con el equipo. Jose ve un Gallo Rojo herido, que no se mantiene en pie y lo mima, lo cuida y se encarga de buscar colaboradores, guerreros, estilistas, etc. para mantenerlo sobrio, para mantenerlo cada sábado. Desde estas líneas GRACIAS.
Cuando ni unos ni otros pudieron estar, emergió la figura del Cacique, pero él solo no hubiera conseguido nada… la vieja guardia ayudó siempre que pudo. Cacaito lo hizo hasta que no pudo más, y mientras los Miki, Nacho, Gordo, Alonso y compañía se convertían en la columna vertebral del equipo, se fueron solapando Álvaro Reina, Iñaki, Álvaro el Moro, Omar… en fin, una lista interminable. Estos aguantaron hasta la reincorporación de Leandro, la adquisición de nuestro ideólogo Muguerza, la reconversión de Ote, Mano, Toni, Espejo, la quinta de los bañadores, etc., pero nos saltamos un punto muy importante para la continuidad del club… EL RIVAL.
Después del Charlys Team han pasado muchos equipos blancos y sin ellos si que sería imposible estar hoy hablando del Gallo. El equipo de Carlos Simón, continuado por el Brother aún estando lesionado mucho tiempo. Cuando los blancos se juntaron alrededor de Ribada y formaron un gran once. Luego se hizo cargo Toñe, también Ote, y hasta Javi también llevó un tiempo las riendas de los blancos, hasta los Escotto hoy; en fin… gracias a ellos también, porque ¿que sería de Alí sin Foreman? ¿O de Magic Johnson sin Larry Bird?
En este tiempo hemos creado la Sección de Baloncesto Gallo Rojo, la Sección de Volley Playa (R.I.P.), la Sección de Fútbol Sala y el Gallo Rojo Champions League. Nuestra remera ha escalado montañas y atravesado continentes. La han lucido jugadores como Forlán, y entrenadores como Aguirre, Cappa y Bilardo. Mención aparte merece la remera del Gallo Rojo con la firma estampada de Diego Armando Maradona.
Son casi 20 años de Gallo Rojo y algunos pilares que deben ser recordados, ya que sin ellos esta bonita historia no se podría contar… En primer lugar mención especial a los 4 fundadores: Vito, Yahvé, Pana y Leguina, simplemente por dar vida a una idea, un equipo… A todos ellos, gracias.
Hemos evolucionado mucho desde ese 1989 que se ve ahora tan lejano, tenemos nuestro foro, donde no paramos de hablar de fútbol, estrenamos hace poco nuevas camisetas y muy a menudo organizamos cenas y salidas nocturnas. Algunos, de vez en cuando, aún volvemos a la Cafetería El Gallo Rojo para tomarnos ese “pucherete”, siempre atendidos con gran cariño por nuestra presidenta: Toñi. Tal vez vamos simplemente para recordar aquellos días en que nos sentábamos al sol para ojear un Marca y hablar de la táctica a utilizar en el próximo partido, ya que como dijo el poeta, disfrutar de los recuerdos es vivir dos veces.