jueves, 6 de noviembre de 2008

Cuanto tiempo...

Siempre me parece que fue ayer la última vez que sumé algunas lineas a este blog y cuando miro la fecha me doy cuenta de cuan equivocado estoy. He moderado incluso un comentario de un seguidor del Gallo Rojo desde Zaragoza.
Es fácil acordarse del blog cuando uno gana de forma sistemática y todas los crónicas sirven para ensalzar que buenos, que grandes y que majetes somos todos. Es un poco mas duro sentarse enfrente del teclado cuando te han metido una manita y tienes que contar cuanto hemos sufrido, o como nos han mareado durante un rato.
También tengo a Franco (no ha resucitado, es un jugador blanco) recordándome mi falta de compromiso con el diario y mi falta de atención a las victorias blancas o a los goles que mete él. Sin ánimo de molestar a nadie, deberían escribir ellos (los blancos) un blog y así quedaría para el recuerdo de generaciones futbolisticas venideras las aventuras de los futbolistas que jornada tras jornada intentan derrotarnos.
Este lunes pasado, para no ir mucho mas lejos, me metieron un gol a los 26 segundos mas o menos de partido. Un balón por encima de la defensa, un desajuste y un mal cálculo en mi salida, control de Franco y yo pensando que la va a romper me planto delante en plan portero de balonmano y me la toca suave por debajo. Marcó un segundo gol, aunque sinceramente no me acuerdo de como fue, supongo que él, su ego y su equipo si podrían hacer memoria. El caso es que les ganamos y el ambiente en nuestro vestuario era el de siempre: Moya gritando, Alberto haciendo un molinillo con el pene, yo metiendome con Nacho y su escultural figura (aprovecho para deciros que ya son 6 kilos y 200 gramos lo que he perdido) y todos preguntándonos donde estaban Alonso, Papín, Yahvé o Álvaro Reina, Ferrer y Espejo. Creo que hemos crecido mas y mejor que nuestros rivales, que hay una gran sintonía entre todos. Somos un equipo feliz y disfrutamos del fútbol...
Puestos a disfrutar, desde hoy dejo de comer para estar en forma este sábado.