miércoles, 15 de abril de 2009

Arquero, según Jose Ramos, OSE (antes Cacique)


Definir arquero como guardián del arco y no como lanzador de flechas puede inducir a pensar que cometo un error gramatical cuando menos apreciable, pero al hablar de fútbol las licencias gramaticales están permitidas, y más en este caso, donde la que limpia y da esplendor (La RAE) lo recoge como definición permitida, y es que la pelota de cuero blanquinegra ha puesto de acuerdo a los más viejos pelotudos de este lugar llamado tierra.


Decía Santtarino, espigado portero napolitano del barrio Español, que los arqueros eran la mayoría de las veces como los figurantes de las comedias teatrales, incapaces de hacer gloria ni del papel ni de la escena, aunque un solo resbalón suyo podría convertir en fracaso cualquier obra por buena que fuera… Que razón llevaba Santtarino, así pues los cancerberos son aquellos que la locura llevó al puesto más severo del campo, al principio se trataba de aquellos incapaces de hacer juego con los pies, pero el avance de las normas, la verticalidad del juego, el fútbol total de la naranja mecánica dejó este puesto abierto sólo a los más locos del lugar, y este canchero que nos ocupa es uno de ellos…


Zaguero de culo ancho, a veces parece encajado de palo a palo haciendo sombra a la línea de cal, vamos, que la cruceta lo dejaría listo de caerse desprendida, nulo en la habilidad del pie para pelota, siempre opiné que mal colocado y nulo de reflejos, y sin embargo, el huevudo las ataja, las despeja y hay veces que salva el envite con claridad supina, será la intuición, puede que quizás sólo sea suerte, de la buena claro, pero hay algo que si es certeza absoluta… su loca devoción por un puesto de locos.
Me he tomado la libertad de "tomar prestado" el comentario y la foto, ambos de mi hermano Jose.

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